1. INTRODUCCIÓN
La preocupación de los países europeos por la planificación y gestión integrada del litoral cuenta ya con más de medio siglo de historia. En los años 50 y 60 se produce una explosión turística que lleva asociada una rápida y profunda transformación del territorio litoral fruto de la implantación de desarrollos residenciales y hoteleros, complejos de ocio y equipamientos, desconocida hasta la fecha. Alrededor de estas actividades se empieza a crear una floreciente economía de servicios y la exigencia de una serie de inversiones en obras e infraestructuras que provocan rápidas perturbaciones de los entornos naturales costeros. Durante esta fase, la dispersión del espacio construido y, muy especialmente, la urbanización difusa ha provocado una importante fragmentación territorial, ecológica y paisajística. Del mismo modo la ocupación del suelo fruto de un crecimiento urbanístico las más de las veces caótico, espacialmente incoherente, desligado de los focos de población y ocupando los recursos paisajísticos más valiosos, ha alterado, en algunos casos de manera intensa, la calidad ambiental y escénica de buena parte del litoral europeo.
Surge entonces la necesidad de resolver estos problemas y racionalizar el consumo de recursos (naturales, culturales, paisajísticos, etc) de tal modo que muchos de los países europeos iniciaron reformas legislativas encaminadas a la protección de las zonas costeras en función de prioridades como fueron la calidad del agua y la protección de la naturaleza y de las vistas al mar. Con el transcurso de los años la articulación de estos mecanismos de protección ha dado como resultado instrumentos de gestión de las zonas costeras y planes de ordenación del territorio.
Sin embargo mientras la gestión de las zonas costeras y marítimas sería diferente según los países hasta la consecución en el último tramo del siglo XX de una política específica común de protección del litoral, la ordenación del territorio ha sido ciertamente desigual. De modo que la protección del litoral, de lo que podríamos denominar el mar y el ecotono tierra-mar, desde 1995, ha venido fundamentalmente de la mano de la Gestión Integrada de las Zonas Costeras (GIZC). No así la gestión del territorio litoral, es decir la protección y ordenación de la porción terrestre afectada por sus dinámicas y procesos (ambientales, sociales y económicos), que ha sido llevada a cabo de manera individual y sin aparente coherencia y armonía por los distintos estados y regiones, mediante diferentes políticas e instrumentos de planificación territorial.
1.1. Contexto Atlántico
De manera simplificada, podríamos enunciar que en Europa conviven dos aproximaciones a la ordenación del territorio. La primera tiene que ver con una planificación física a escala subregional y regional, concebida como mecanismo de coordinación del planeamiento sectorial y local. A esta familia pertenecen países como Alemania, Austria, España, Holanda, Italia y Portugal. La segunda aproximación, parte del establecimiento de una relación más estrecha entre la ordenación del territorio y el desarrollo socioeconómico, desde la óptica de la política regional. El ejemplo más claro, de esto último, lo tenemos en Francia y, en menor medida, en el Reino Unido (Romero y Farinós, 2004).
A modo de síntesis en el Espacio Atlántico, encontramos el siguiente panorama:
- En Andalucía la Ley 1/1994, de Ordenación del Territorio, establece un sistema de planificación territorial articulado en dos niveles: Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía y planes subregionales. Esta Comunidad Autónoma culminará la ordenación de todo su litoral, después de haber aprobado los correspondientes planes subregionales.
- Asturias cuenta desde mayo de 2005 con un Plan Territorial Especial de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA), que desarrolla el Decreto 107/93 por el que se aprueban las Directrices Subregionales para la Franja Costera de Asturias.
- Cantabria, desde septiembre de 2004 dispone de un instrumento de planificación territorial aprobado por ley, el denominado Plan de Ordenación del Litoral (POL).
- En el País Vasco, el instrumento básico son las Directrices de Ordenación Territorial, que se desarrollan mediante Planes Territoriales Parciales y Planes Territoriales Sectoriales. El Plan Territorial Sectorial de Protección y Ordenación que corresponde al Litoral fue aprobado por Decreto 43/2007, de 13 de marzo.
No exageramos si decimos que dependiendo de la manera en la que se enfoca la política ambiental, de crecimiento y desarrollo, las regiones se alejan, aproximan o dependen, de su contexto territorial más amplio. No en vano la necesidad de garantizar la coherencia de las políticas comunitarias con incidencia en la ordenación del territorio (fondos estructurales, redes transeuropeas, de transportes, energía y telecomunicaciones, políticas en materia de protección de la naturaleza y del medio ambiente, etc.) ha conllevado la conveniencia de coordinar y armonizar la ordenación del territorio de los distintos países. Del análisis comparado de todos estos instrumentos y de su evolución, extractamos las siguientes reflexiones metodológicas que han servido de base para la elaboración del POL:
1.2. Contexto territorial
Galicia forma parte de la fachada atlántica europea, su particular geografía costera continental deriva de la combinación de sus caracteres geomorfológicos y climáticos y de un singular tipo de ocupación humana que ha construido en el transcurso de siglos, una enorme diversidad de paisajes litorales. La gran variedad de elementos, factores y procesos que configuran el territorio gallego constituye el principal condicionante para abordar un análisis de su estructura y propiedades. Este hecho, característico de cualquier territorio largamente humanizado (Bouhier 2001 y Nonn,1966), exige de análisis multifactoriales, a distintas escalas de detalle que permitan alcanzar el conocimiento necesario para acertar en el diagnóstico, revelar las dinámicas y procesos implicados y para establecer, en definitiva, nuevos modelos territoriales y de gestión.
Por un lado los condicionantes físicos, tanto abióticos como bióticos, conforman una sucesión de escenarios diferenciados que en el ecotono tierra mar se explican a partir de una dilatada historia geológica. Cabe destacar aquí la singularidad peninsular de las grandes rías gallegas, que se erigen en los elementos más genuinos, sin duda, de su litoral y que han sido, secularmente, escenarios de temprana ocupación.
La realidad socioeconómica que afecta a la costa de Galicia no se puede disociar de la evolución histórica regional pero, dentro de unos parámetros comunes al conjunto del litoral peninsular. La antigua contraposición entre el mundo urbano y el rural se ha hecho, por un lado, más difusa y menos marcada, y por otra, se ha ido comarcalizando, en relación a las potencialidades de cada sector costero. Las políticas industriales y de infraestructuras desde los planes de estabilización de mediados del siglo XX fueron otorgando peso a unas áreas frente a otras. Los polos de desarrollo y las grandes infraestructuras viarias promovieron la concentración de población y de actividades económicas, tal y como se observa en los corredores Atlántico, el que une el norte de Galicia con Madrid o el que lo hace en el sur desde Vigo. Los polos de desarrollo y las zonas industrializadas fueron configurando comarcas costeras densamente ocupadas, frente a otras que mantuvieron el modelo económico tradicional. Así se contraponen la cornisa norte y la Costa da Morte a las Rías Baixas y el Golfo Ártabro. Esto derivó en nuevos desequilibrios que han tenido sus efectos en la ocupación del litoral y, por lo tanto, en los paisajes resultantes.
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Figura 1. Panorámica. Gondomar, Pontevedra |
A lo largo de las últimas décadas y en un período muy corto de tiempo Galicia, y con mayor intensidad su litoral, ha experimentado transformaciones como nunca antes había sido capaz de hacerlo. Durante este período, la dispersión del espacio construido y, muy especialmente, la urbanización difusa ha provocado una importante fragmentación territorial, ecológica y paisajística. La ocupación del suelo, fruto de un crecimiento urbanístico sin la referencia de la escala territorial ha resultado espacialmente incoherente, desordenada y desligada de los asentamientos urbanos tradicionales, alterando, en algunos casos de manera intensa, la lógica "natural". Esta dispersión del espacio construido, la implantación de determinados equipamientos e infraestructuras pesadas, así como la generalización de una arquitectura ajena al carácter del lugar ha dado como resultado unos paisajes dominados cada vez más por la homogeneización y la banalización.
2. METODOLOGÍA
El POL es un trabajo de planificación que integra las políticas de protección, ordenación y gestión del territorio y del paisaje. La metodología diseñada se articula sobre el principio de que el paisaje constituye la mejor herramienta con la que adquirir un conocimiento profundo de la realidad territorial. Su empleo se ha producido, tanto en la definición del ámbito de estudio, los tipos de costas, sectores y unidades, como en la interpretación holística del modelo de organización territorial existente, desde el que se construye la propuesta de un nuevo modelo territorial en clave de sostenibilidad.
2.1. La definición del ámbito de estudio
La cuestión del ámbito es siempre una reflexión previa en cualquier plan y en cualquier proyecto, puesto que el ámbito no debe circunscribirse a la parcela, municipio o región que establezca una norma o un cliente, sino que ha de ser el necesario para la compresión de los valores y dinámicas que presenta el territorio que vamos a planificar. Para trazar los límites de un ámbito tan complejo como la costa de Galicia se ha recurrido a una aproximación multiescalar, desde la visión de conjunto hasta la lectura de la costa a escala de detalle. Estableciendo un diálogo, un trasvase de información bidireccional entre el trabajo de campo y la lectura cartográfica. La pretensión era fundamentar la delimitación en los procesos ecológicos y culturales ligados propiamente al litoral así como en aquellos espacios visibles desde sus orillas. Precisamente la complejidad de esta costa hacía más que nunca necesario contar con un amplio equipo pluridisciplinar del que quisiéramos destacar por el conocimiento profundo del litoral de Galicia y sus procesos a Augusto Pérez Alberti (Pérez Alberti, A. 1982), Juan López Bedoya y Francisco Castillo Rodriguez, sin cuya experiencia este trabajo no hubiera sido posible.
El análisis de las primeras cuencas de drenaje que vierten directamente al litoral en concordancia con las cuencas visuales desde el perímetro costero nos permitió esa aproximación al territorio que buscábamos. De este modo se delimitó un ámbito de estudio basado en el análisis de dichas cuencas vertientes, constituidas por formaciones geomorfológicas y vegetales afectadas directamente por las dinámicas y procesos litorales; así como por un modelo de asentamiento humano claramente determinado por la cercanía de la costa. Este territorio, objeto de estudio, se ajustó posteriormente para definir, finalmente, el Ámbito de Gestión del Plan, que alcanza una superficie de 215.359 hectáreas.
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Figura 2. Ámbito de gestión –color gris claro, y ámbito de estudio –gris oscuro- del Plan de Ordenación del Litoral |
2.2. La escala. Un planteamiento multiescalar y sistémico
La delimitación de este inmenso ámbito de actuación, nos llevó a una aproximación multiescalar, desde la visión de conjunto hasta poner pie a tierra, a la escala humana, bajo la mirada holística del paisaje. Desde esta mirada, obtuvimos una perspectiva general, que relacionó el poblamiento y el modelo de aprovechamiento espacial en función del soporte físico. Se diferenciaron grandes áreas paisajísticas, caracterizadas por la frecuencia o repetición de patrones fisiográficos, condicionantes del modelo de asentamiento poblacional.
De este modo, surgieron las siete grandes áreas, caracterizadas e individualizadas a partir de su geomorfología, litología, como configuradores de los elementos de este singular paisaje costero, fundamentalmente, cabos o salientes. Tales elementos, que a la escala temporal humana, se nos presentan como invariantes estructurales del paisaje, fundamentaron sin fisuras esta primera gran división. El resultado fue la diferenciación de siete comarcas: Mariña lucense, Rías Altas, Golfo Ártabro, Arco Bergantiñán, Costa da Morte, Rias Baixas y Costa Sur.
En un segundo nivel, se trató de establecer las variantes generales geográficas dentro de cada una de las 7 comarcas, debido a que éstas presentaban sectores internos con un grado de coherencia y homogeneidad paisajística mayor. Así, se identificaron 34 sectores paisajísticos, una suerte de espacios subcomarcales que permitieron ir configurando áreas paisajísticas a escalas intermedias de análisis.
Se identificaron mediante un análisis más profundo 428 unidades de paisaje (fisiográficas) litorales y 214 prelitorales, apoyándonos en las líneas que enmarcan las cuencas visuales que ocupan la primera franja de costa y que coinciden con las cuencas de drenaje, funcionales o no, las cuales, como invariantes estructurales a la escala temporal humana delimitan finalmente el territorio vinculado de manera directa y estrecha al mar. Se trata de unidades territoriales menores, con grados de homogeneidad elevados y comprensibles a la escala del ciudadano que vive cotidianamente en un escenario que aprehende a través de la mirada.
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Figura 3. Mapa con los 7 grandes sectores delimitados y detalle del sector "Rías Baixas" |
2.3. La caracterización del territorio
Se estableció como objetivo prioritario el asomarnos al territorio con la intención de desentrañar no sólo su dimensión natural, cultural, temporal y evolutiva, sino aquello que le es característico en cada lugar, abandonando de este modo las aproximaciones fundamentadas en el valor natural o cultural de determinados elementos sin atender a la relación y papel con su contexto. Así la dimensión espacial, las estructuras de su matriz biofísica, su zonalidad climática, la diversidad de ecosistemas, el modelo de organización del territorio, la tipología de asentamientos y las lógicas que los motivaron fueron analizadas generando por primera vez una cartografía propia y única del litoral de Galicia.
Se realizó una cartografía de usos y elementos para la valoración que nos permitió leer el territorio de forma diferente, haciendo "aflorar" relaciones hasta ahora desconocidas. Bajo esta mirada, necesariamente, poliédrica, el esfuerzo de caracterización fue enorme. Algunas cifras pueden dar idea cierta de la ingente labor acometida. Se estudiaron y caracterizaron "ex novo" 863 playas y 71 sistemas dunares. Se clasificaron la totalidad de las formas acantiladas rocosas y mixtas del perímetro costero gallego, desde mega_acantilados que superan los 500 m, hasta las numerosas vertientes de techo plano que se suceden en nuestras costas. Se caracterizaron más de 7.815 asentamientos, 7.911 elementos patrimoniales y 750 puntos de observación. Toda esta información se incorporó a un sistema de información geográfica con el que poder trabajar con el territorio.
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Tabla 1. Usos cartografiados como elementos para su valoración e integración en los instrumentos de ordenación territorial y planificación urbanística |
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Tabla 2. Elementos patrimoniales cartografiados |
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Figura 4. Cartografía de usos del suelo y elementos para la valoración. Ría de Muros. Rías Baixas |
Del mismo modo se realizó una descripción a modo de fichas de las unidades de paisaje dotadas de textos, mapas y fotografías explicativas en las que todos estos elementos identificados se encontraban puestos en relaciones unos con otros, unos frente a otros, construyendo así una "enciclopedia" de litoral en la que se recoge no sólo los elementos y su relaciones sino también sus trasformaciones como consecuencia de la concentración poblacional y de otros fenómenos comunes a todas las regiones litorales europeas tales como la dispersión, la difusión o aparición de nuevos usos y la necesidad de equipamientos e infraestructuras.
La información presente en estas fichas se articula en base a los campos clave del conocimiento espacial, tanto los observados y relacionados directamente con el modelo de asentamiento socioeconómico, como aquellos otros que explican los límites y las potencialidades del medio. Así los datos se estructuran en cuatro grandes bloques temáticos: emplazamiento, caracterización, evaluación y planificación. Cabe señalar que algunos de estos campos, los relativos a riesgos e impactos y objetivos de calidad paisajística, son campos que no se han completado en esta fase puesto que su contenido es propio del proceso de elaboración de los Catálogos de Paisajes y Directrices del Litoral. Proceso que ya ha comenzado y que servirá, en un futuro, de complemento del Plan de Ordenación del Litoral.
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Figuras 5a /b. Detalle de una de las más de cuatrocientas ficha elaboradas para cada unidad de paisaje identificada. Ría de muros. Rías Baixas |
3. LA CARACTERIZACIÓN DE LOS ASENTAMIENTOS
Uno de los análisis más novedosos acometidos en este Plan fue la tipificación de los distintos asentamientos en función de su relación con el modelo de organización del territorio pasado y presente.
En Galicia los principales asentamientos urbanos y la mayor parte de las actividades económicas se localizan junto a la costa, muchas de las cuales se pueden considerar estratégicas para la economía gallega: pesca, puertos o turismo, entre otras. El resultado es sin duda, el de una gran concentración demográfica que, unida a los modelos de desarrollo urbano experimentados en las últimas décadas, configuran amplios tramos de costa como un largo y casi ininterrumpido conjunto urbanizado. Para comprender el modelo de ocupación, pero también para establecer las claves del futuro actual, se ha procedido a la caracterización de los asentamientos en distintos grupos en función de su origen, estructura, calidad urbana y cohe¬sión social. Esto ha permitido identificar y reconducir procesos de ocupación insostenibles y potenciar el papel de los núcleos fundacionales.
3.1. Asentamiento de carácter fundacional y Núcleos de Identidad del Litoral
Recoge aquellos núcleos que, de carácter urbano o rural, tengan un origen o fundación antigua, o aquellos cuya trama responde a esa formación y evolución progresiva en el tiempo y el espacio.
Dentro de este grupo, se identificaron los Núcleos de Identidad del Litoral, como aquellos asentamientos tradicionales, cuya localización estratégica en el borde costero y su vinculación con el mar les confiere una singularidad que les hace merecedores de un tratamiento específico. Es decir, se trata de núcleos ligados a la costa y vinculados histórica y funcionalmente a ella. El fortalecimiento del papel estos núcleos, su carácter y calidad tipológica y escénica es una de las premisas básicas del Plan.
3.2. Desarrollo periférico
Recoge los crecimientos contiguos a los núcleos anteriores fruto de su evolución. Suponen sus ámbitos de crecimiento natural, no obstante éstos han de justificarse necesarios y ser armónicos con el carácter del núcleo fundacional.
3.3. Asentamiento funcional
Recoge núcleos que responden a implantaciones en el territorio más recientes que las de carácter tradicional y que sin embargo, por su naturaleza (áreas productivas, empresariales, educativas y de servicios) o por los lazos de relación entre las edificaciones, su morfotipología, así como las dotaciones y servicios con los que cuentan se han configurado como asentamientos integrantes del modelo de organización de territorio. Su tratamiento, por lo tanto, es análogo a los anteriores.
3.4. Agregado urbano
Recoge los continuos urbanos difusos que se desarrollan a lo largo de la costa casi sin inte¬rrupción. Son áreas carentes de estructura definida, en la que los núcleos fundacionales y las áreas vacantes aparecen como los principales elementos de identidad y oportunidad. Dado su grado de ocupación el POL reconoce la necesidad de establecer modelos de crecimiento basados en la recuperación de los escasos elementos de valor natural, no tanto por su funcionalidad ecológica, en muchos casos impedida ya, sino por ser elementos capaces de dotar de estructura y legibilidad a este territorio. La compacidad, la dotación o la búsqueda de elementos de cohesión social son otras de las claves de crecimiento de de estos espacios.
3.5. Nueva agrupación
Recoge conjuntos de edificaciones que responden a modernas implantaciones en el te-rritorio diferentes de las de carácter tradicional y que, sin embargo, por su morfotipología, la ausencia de servicios y equi¬pamientos, su intensidad y localización exenta no constituyen un núcleo de población atendiendo a criterios de sostenibilidad. Se corresponden con uno de los procesos de ocupación más cuestionado y debatido de las últimas décadas en toda Europa. Llama poderosamente la atención el alto porcentaje de ocupación de las nuevas agrupaciones, dentro de la Red de Espacios Naturales protegidos, sobre todo si las comparamos con las de carácter fundacional. Para ellos el POL propone la mejora de sus condiciones de equipamiento, calidad ambiental e integración paisajística, impidiendo sin embargo que se continúe creciendo desde ellos dada la fragilidad del paisaje en el que se insertan.
3.6. Ámbitos de recualificación
Reconocidas básicamente como nuevas agrupaciones, son aquellas áreas de carácter residencial, productivo, de servicios o análogas, desvinculadas de los núcleos fundacionales, discon¬formes con el modelo territorial propuesto en el Plan. Esta disconformidad responde, en la mayoría de los casos, a su ubicación en espacios de valor y a su carácter aislado. Son fruto del proceso de ocupación de las áreas costeras que ha experimentado no sólo Galicia, sino toda la costa europea, en las últimas décadas. Para ellos el POL propone la mejora de su calidad escénica y su integración paisajística.
4. EL PROYECTO DE TERRITORIO: UN NUEVO MODELO DE ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN
Si bien es cierto que no existen recetas, ni metodologías universales que podamos exportar de un Plan a otro, también es verdad que el Plan de Ordenación del Litoral de Galicia al llegar el último al conjunto de la planificación del litoral Atlántico, ha podido incorporar avances ya realizados por otros y evitar aproximaciones metodológicas que con el tiempo se han demostrado ineficaces. Así, el modelo propuesto por el Plan de Ordenación del Litoral se estructura en base a los siguientes principios.
4.1. El conocimiento profundo del territorio
Este se fundamenta en los estudios realizados que dieron como resultado una cartografía propia. Tal y como lo entendemos cartografiar es pensar, reconocer, imaginar. Algo que para nosotros, nos es muy familiar, una herramienta que crea y transforma el mundo al mismo tiempo que lo analiza y describe, dejando de ser solo una representación de lo conocido para hacer aflorar elementos, valores y relaciones desconocidas, anticipando e induciendo transformaciones en el paisaje. El mapa permite sacar a la luz elementos y relaciones hasta ahora escondidas, olvidadas o apartadas. Con la cartografía se da nueva vida a los lugares adjudicándole y reconociéndole nuevos contextos. La cartografía de usos del suelo y elementos para la valoración del POL se convierte en la mejor herramienta de análisis pero también de propuesta y motivación.
4.2. La lógica relacional
Ordenar esta realidad territorial, necesitaba en primera instancia ser comprendida, no se trataba sólo de delimitar una serie de elementos, sino de tener en cuenta sus interconexiones, sus sinergias. Por tal motivo, la lógica de la estructura del modelo propuesto es ante todo, relacional y no, como estamos acostumbrados, únicamente de naturaleza zonal. Los diferentes elementos del modelo conforman una estructura en la que se superponen y complementan, para poder recoger toda la riqueza y particularidades de cada ámbito, configurando de esta forma un plan hecho a la medida del litoral de Galicia.
Dicha estructura se articula sobre los siguientes elementos:
1.- Áreas del Plan de Ordenación del Litoral en las que se divide la totalidad del territorio del ámbito de aplicación del Plan de Ordenación del Litoral, compuesto por:
a.- Áreas continuas
1.- Protección Ambiental
• Protección Intermareal
• Protección Costera
2.- Mejora ambiental y paisajística
3.- Ordenación Litoral
b.- Áreas discontinuas:
1.- Corredores
2.- Espacios de Interés
3.- Red de Espacios Naturales de Galicia
2.- Asentamientos. Caracterizados de la siguiente forma:
a.- Asentamiento de carácter fundacional
• Núcleos de identidad del Litoral
b.- Desarrollo periférico
c.- Asentamiento funcional
d.- Agregado urbano
e.- Nueva agrupación
• Ámbitos de recualificación
3.- Sistemas Generales Territoriales
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Figura 6. Ejemplo de la cartografía del modelo relacional. Detalle de la ría de Viveiro. Provincia de Lugo |
El Plan se interpreta y ejecuta a través de la superposición de las capas de información (áreas continuas + áreas discontinuas), de tal manera que de la lectura del documento se puede, por acumulación y relación de las determinaciones que afectan a cada uno de los elementos, tener una lectura fiel de la globalidad de valores que confluyen en el mismo, sin por ello perder la posibilidad de identificar sus elementos y dinámicas. En esta misma clave interpretativa del modelo, y en relación a la caracterización de los asentamientos, se establecen los criterios para su desarrollo.
De este modo, el modelo previsto por el POL, se configura a partir de la identificación de los elementos citados y las complejas relaciones entre ellos determinadas en la normativa y gestionadas de forma dinámica, en cada caso.
4.3. La gestión "dinámica" del Plan. La hoja de ruta para nuevos desarrollos en clave de sostenibilidad
El POL contiene una serie de determinaciones que necesitan de la adaptación progresiva de los planeamientos municipales en el ámbito del litoral, para que el Modelo territorial previsto se convierta en una realidad. El plan aspira a regular las necesidades de lo existente, pero también contiene una importante capacidad de propuesta orientada a medio y largo plazo. Se pone a disposición de la sociedad una herramienta para establecer nuevos modelos de desarrollo desde la racionalidad y la preservación de los recursos pero también desde la calidad de vida y del paisaje. La cartografía de usos y elementos para la valoración, la documentación recogida en las fichas de las unidades de paisaje y los criterios establecidos en la normativa son una "hoja de ruta", que permiten valorar la totalidad del territorio aunque sea desde el desarrollo de ámbitos más reducidos.
Además, nuevos estudios más precisos tienen capacidad de incorporarse al documento en la medida en la que "actualizan" la cartografía de usos y elementos para la valoración. Se trata de un documento flexible y dinámico, abierto, en la medida en la que se profundice en el conocimiento.
5. LOS ELEMENTOS DEL MODELO
Para una mayor compresión del modelo se describen a continuación sus elementos estructurantes.
5.1. Áreas continuas
Constituidas por las áreas de Protección Ambiental, Mejora Ambiental y Paisajística y Ordenación, las cuales consiguen un tratamiento homogéneo y coherente de la totalidad del ámbito de gestión.
El área de protección, intermareal o costera, busca garantizar la conservación de aquellos valores naturales singulares presentes en el territorio costero y que constituyen la zona de mayor fragilidad. La segunda de las áreas, la de mejora ambiental y paisajística, recoge el territorio entre el área costera y los primeros ejes o espacios que articulan el modelo de organización tradicional, comprendiendo el paisaje litoral más próximo a la costa. Es el espacio sometido a las mayores transformaciones en las últimas décadas y precisamente por ello la vocación de esta categoría es permanecer libre de edificación conformando de este modo lo que podríamos denominar el paisaje litoral. Por otro lado el área de ordenación recoge las planicies costeras y de transición situadas tras el frente litoral en las que, en la mayoría de las ocasiones, podemos encontrar asentamientos ligados visual y/o funcionalmente a los paisajes litorales. Además en esta zona hemos englobado las áreas ya urbanizadas en contacto con el mar.
5.2. Áreas discontinuas
Sobre estas áreas de protección continua se superponen las áreas discontinuas compuestas por los corredores y los espacios de interés (Espacios de interés paisajístico, de interés geomorfológico, de taxones) y los Espacios naturales protegidos de Galicia. Éstas suponen una regulación que, por un lado preserva la funcionalidad de los sistemas naturales al dotarlos de conectividad, y por otro pone en valor espacios singulares e identitarios de las zonas costeras.
Quisiéramos llamar la atención sobre una de estas áreas discontinuas, los corredores, ya que recogen uno de los principios inspiradores del Plan como es la búsqueda de la conectividad ecológica. En esta categoría de corredores ecológicos, dentro de las áreas discontinuas del modelo se encuentran recogidos, entre otros, los cursos de agua y su vegetación de ribera, así como los espacios adyacentes necesarios para el buen funcionamiento de los hábitats de especial valor ecológico que los conforman, actuando como garante de la conectividad entre las áreas costeras y los espacios interiores de valor ambiental.
Los objetivos que se persiguieron con este análisis de conectividad fueron los de dar continuidad relacional al resto de Áreas de Protección recogidas, contribuyendo a una mayor funcionalidad y diversidad de los ecosistemas y paisajes, minimizando la fragmentación provocada por otros usos. De la misma forma su función es la de preservar la biodiversidad de los ecosistemas presentes en estos ámbitos y la de mejora de la imagen urbana o rural. Son por lo tanto, un instrumento de proyecto del territorio, que toma como base la conectividad y que permite dotar de legibilidad a los paisajes litorales, sometidos a intensos procesos de urbanización.
Puesto que el POL es un documento a escala y alcance territorial estos "corredores ecológicos" están representados como un área no definitiva, es decir, las líneas que los delimitan cubren un ámbito que el planeamiento urbanístico deberá delimitar y motivar de forma más precisa. Para esta delimitación se deberá tener presente la función ecológica, como elemento de conectividad y de reserva de suelo, que suponen estos ámbitos además de potenciar su uso como elementos capaces de dotar al territorio de mayor legibilidad. Esta cuestión última cobra aún más fuerza como herramienta para la planificación en los entornos con procesos de ocupación difusa y en el agregado urbano.
6. CONCLUSIONES
Estamos convencidos de la necesidad de un cambio de modelo en los actuales procedimientos de planificación con el objeto de poder llevar a cabo una gestión coherente del territorio y del paisaje en todos los entornos y, especialmente debido a las presiones a las que se ven sometidos, los territorios litorales. Nos resulta preocupante el gran esfuerzo que se lleva a cabo en la toma de datos iniciales, en los análisis del territorio y sus dinámicas, para terminar limitando el horizonte de los desarrollos, al universo dibujado bajo el paraguas de instrumentos estáticos y muchas veces inoperantes que el planeamiento nos tiene acostumbrados.
En ese sentido las políticas de ordenación del litoral han ido evolucionando en las últimas décadas en Europa de la sucinta protección de los elementos singulares del borde costero (100, 200 o 500m según casos) a la gestión integral de un territorio más amplio, diverso y complejo: el litoral. Este territorio, de alta fractalidad y sometido a fuertes dinámicas naturales y antrópicas sujetas a diferentes ciclos (naturales, económicos, sociales) necesita de modelos flexibles e integrados, cimentados en el conocimiento intenso de los elementos, sus sistemas y dinámicas y en la caracterización del paisaje y sus valores (tangibles e intangibles); al objeto de poder integrar las transformaciones presentes y futuras en clave de sostenibilidad y calidad ambiental y paisajística.
El Modelo propuesto por el Plan de Ordenación del Litoral de Galicia, asume tales principios, e incide en los procesos contemporáneos como mecanismo de proyecto de una nueva organización territorial basada en criterios de sostenibilidad y calidad del pasaje. El POL propone una protección y ordenación del paisaje litoral mediante una gestión dinámica. Este enfoque es contrario a posturas deterministas e implica un proceso abierto en la toma de decisiones ya que no es posible responder a un requerimiento hasta que no se completa una línea de razonamiento y todos los pasos se materializan. Se trata de apostar por un aprendizaje continuado derivado del constante análisis y por una gestión dinámica del plan. Una nueva cultura del territorio, basada en la coordinación administrativa, que se actualiza con cada estudio más detallado y específico.
Cierto es, que el "paraguas" del plan acota nuestro universo posible en aras de una mayor seguridad y transparencia como fundamentos de la garantía jurídica deseada para el desarrollo, sin embargo eso no significa necesariamente que los contenidos de los planes hayan de ser deterministas y finalistas. Todo lo contrario, realidades complejas y cambiantes requieren de planteamientos interpretados desde leyes lógicas.
Fruto de la metodología seguida, el POL presenta una documentación integrada de cara a la valoración territorial, ambiental y paisajística y se convierte en el marco de las políticas públicas de escala local o supramunicipal con incidencia en el territorio. El resultado de este trabajo es una metodología de análisis y diagnóstico del territorio basado en una compresión profunda del paisaje, de la lógica y coherencia de los procesos que lo configuran, que permite objetivar la toma de decisiones con el objetivo de realizar un uso más coherente y sostenible del espacio litoral.
Confiamos en que la transversalidad de este trabajo, en el que se trata de manera coordinada la ordenación del territorio y el paisaje, colaborará en el esfuerzo por conocer en profundidad los valores del territorio costero, garantizando una mayor racionalidad de sus transformaciones, lo que redundará en la mejora de la calidad y funcionalidad del sistema territorial.
Agradecimientos
Han sido muchos los participantes en la elaboración del Plan de Ordenación del Litoral y todos han puesto lo mejor de sí, en lo personal y en lo profesional, para que éste viera la luz. A todos ellos hay que agradecerles que el POL de Galicia sea hoy una realidad, sin embargo para la realización de este artículo quisiéramos agradecer especialmente la colaboración prestada por Francisco Castillo Rodriguez, doctor geógrafo y Jefe de Servicio de Paisaje de la Dirección General de Sostenibilidad y Paisaje, Xunta de Galicia.
Referencias
- Bouhier, A. 2001. Galicia. Ensaio xeográfico de análise e interpretación dun vello complexo agrario. Tomos I y II, Biblioteca de Clásicos Agrarios Galegos, Vol XVI, Consellería de Agricultura, Gandería e Política Agroalimentaria, Xunta de Galicia, Obra Social de Caixanova.
- Nonn, H. 1966. Les régions cotières de la Galice (Espagne). Étude géomorphologique. Publications de la Faculté de L'Université de Strasbourg, Fondation Baulig, 592pp. Strasbourg.
- Pérez Alberti, A. 1982: A Xeografía: o espacio xeográfico e o home. Biblioteca Básica da Cultura Galega. Galaxia, Vigo.
- Romero, J. y Farinós, J. (Eds.) 2004. Ordenación del territorio y Desarrollo territorial. El gobierno del territorio en Europa: tradiciones, contextos, culturas y nuevas visiones. Trea. Gijón.