Ribadeo es una villa marinera de unos diez mil habitantes situada en la frontera entre Galicia y Asturias con un casco histórico protegido y un borde marítimo de cierto interés. El desnivel existente, de más de treinta metros en poco espacio, dificulta la comunicación entre ambos y favorece la marginación de ciertas áreas ubicadas en fondo de saco.
Nuestra propuesta plantea un elemento de conexión en la rótula entre ambos mundos que favorezca la comunicación. Una carcasa de hormigón negro con textura de pizarra contiene un ascensor panorámico con sus escaleras asociadas. En la base una pequeña caseta de información y control; en lo alto se trabajan las pendientes que rodean el atrio de la capilla de la Atalaya y la antigua muralla para favorecer la accesibilidad. Algunas señalizaciones lineales matizan la iluminación existente en esta zona. En el ascensor, pequeños leds de cortesía.
Hormigón, piedra y acero completan una paleta de materiales austera, con vocación de integración, cual si un torreón de la antigua muralla fuese, pero sin renunciar al carácter representativo que una actuación urbana y paisajista como ésta debe tener. Al fin y al cabo es el "edificio" más alto de la villa.
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