Richard Florida es uno de los intelectuales más conocido de economía, centrándose sus trabajos en las tendencias demográficas e innovación tecnológica. Profesor de economía creativa en la Universidad de Toronto. Es autor de diversas obras que se han convertido en éxitos de ventas a nivel mundial, como La clase creativa, y Las ciudades creativas.
El Gran Reset tiene su origen en un artículo publicado por Florida en la revista "The Atlantic" bajo el título "Cómo la crisis dará forma a América". El libro comunica en un lenguaje ameno y divulgativo desde la perspectiva norteamericana, aunque nada ajena nuestra situación actual, el tema complejo y central del libro: las crisis aceleran la transición del mundo antiguo al nuevo mediante tendencias que ya estaban en marcha. En los periodos posteriores a las crisis de 1870 y 1929 se produjo un largo proceso de recuperación y crecimiento, denominados como Grandes Resets y ello le lleva a que en la actualidad estamos en el comienzo de otro Gran Reset que dará lugar a una nueva geografía, caracterizada por una sociedad basada en el alquiler, la desaparición del automóvil y el auge de las megaregiones.
En la primera parte hace un repaso histórico, el primer Gran Reset fue un periodo de grandes innovaciones industriales en el que tuvo lugar la aparición de la electricidad, el teléfono, el ferrocarril, la educación de masas y el desarrollo de la las grandes ciudades industriales por la emigración. El periodo posterior al 29 y más concretamente al final de guerra produjo un crecimiento: de los trabajadores industriales cualificados, de la productividad, de la investigación, del acceso a la universidad y de las garantías hipotecarias para vivienda en propiedad que provocó la explosión de los suburbios.
En la segunda parte "redibujar el mapa económico", plantea que Nueva York seguirá siendo la capital de capitales, basada en la fuerte diversificación de su industria y la capacidad de atracción de lo mejor y más brillante de todos los ámbitos en virtud de la alta inversión de capital de la última década. Argumenta que será difícil sustituir a EEUU en hegemonía mundial ya que pocos centros están abiertos al talento mundial como el eje Nueva York–Londres. Plantea también el auge de las ciudades sedes de gobierno como Washington, ciudad con fuerte atractivo tanto para las familias con hijos como para los grupos homosexuales, así como de las ciudades universitarias.
La crisis deterioró más las ciudades industriales menos diversificadas como Detroit, ciudad del automóvil, que sufrió pérdida de empleo, las familias quedaron atrapadas en un mercado de trabajo local cautivo, sin posibilidad de movilidad por las hipotecas y la bajada de los precios de la vivienda y donde las franquicias han abandonado su centro. Plantea el concepto de ciudades menguantes, estas ciudades no necesitan crecer para mejorar su situación (encogimiento planificado).
La solución pasa por planteamientos de abajo arriba (ONGs, grupos locales), mediante tiempo y perseverancia en las actuaciones no invirtiendo en grandes proyectos sino en las personas, la educación para mejorar la movilidad laboral, el desarrollo de industrias artísticas y culturales así como la conexión de la ciudades mediante alta velocidad favoreciendo la competencia con más eficiencia debido al aumento de las oportunidades.
Plantea que el Sunbelt (el sur de EEUU desde el Atlántico al Pacífico) ha sufrido más debido al boom inmobiliario, cuando se vendía todo y los precios se multiplicaban y dominaba "la ilusión del crecimiento basada en el desarrollo por el desarrollo" que pasó a la ejecución de hipotecas, la pérdida de los ahorros de los jubilados, viviendas construidas con rapidez y de baja calidad y por tanto invendibles, donde bancos demuelen viviendas nuevas para evitar mayores costes.
En la tercera parte plantea el próximo Reset en el que es necesario nueva revolución espacial, geografía del trabajo y de forma de vida; siendo necesario desviar fondos de áreas de alto riesgo basadas en el crédito y la especulación para dar apoyo a la innovación y al crecimiento de la economía real.
Se precisa crear nuevos empleos creativos que requieran capacidad de análisis, inteligencia social, y basados en el conocimiento. Al mismo tiempo en los servicios es necesario promover la innovación y crecimiento de los salarios, como ya ocurrió en el anterior Reset con la especialización industrial, siendo los servicios más difíciles de deslocalizar. El trabajo debe de dotar de sentido a nuestras vidas, favorecer los emprendedores, frente al consumo alienante debe suponer un reto y tener capacidad de emocionar.
En los últimos años debido a la burbuja de las Tics el capital abandonó la tecnología y los mercados emergentes para invertir en la "seguridad" del mercado inmobiliario; es irónico que los políticos en la actualidad traten de recuperar el modelo vivienda-automóvil y rescatar bancos cuando estas instituciones crearon la crisis. Esta ha hecho que la gente se vuelva más conservadora, ahorre y limite su consumo y que al mismo tiempo se plantee una concienciación ecológica sobre los recursos. Los jóvenes empiezan a no valorar el automóvil como símbolo de status sino el consumo responsable, deseando ser percibidos por los demás como altruistas, reconduciendo el consumo hacia viajes, bienestar, mejora personal, ocio, artesanía, etc.
En el futuro las poblaciones se concentrarán en las megaregiones globales, coincidiendo con Peter Hall, siendo estas puntiagudas, no planas. Los centros urbanos peatonalizados ejercen un alto poder de atracción sobre los jóvenes, pero las áreas suburbanas conectada con los centros de trabajo por su tamaño y diversidad juegan un papel como imán de talento e innovación. La gente cada vez se planea elegir vivir en ciudades densas, rápidas, más productivas y ecológicas antes que en el tipo de trabajo.
Una constante en la historia del capitalismo es el uso intensivo del espacio, es necesario modificar las normas permitiendo la redensificación y diversidad, evitando la congestión de los centros urbanos, promoviendo: la peatonalización, la bicicleta el transporte público, horarios más flexibles y el teletrabajo, implantando peajes en las ciudades o tarifas de congestión.
Es necesario evitar el crecimiento hacia fuera reutilizando el espacio construido, mejorando las conexiones con los suburbios mediante la alta velocidad para que las megaregiones funcionen como unidades económicas integradas, inversiones estratégicas que servirán como plataformas de crecimiento en el futuro.
Como conclusión plantea una sociedad del alquiler, frente a la propiedad que permitió el crecimiento exponencial de viviendas unifamiliares en los suburbios, utilizando el capital para actividades innovadoras y de economía real. Promover la movilidad y flexibilidad como principios de la economía moderna. Queremos vivir en el corto plazo pero los Resets necesitan largos periodos de maduración en el que los actores son la población, no los gobiernos. Se necesitan transformaciones para promover el empleo creativo y profesional mejorando el de servicios. La red de la seguridad social además de bienestar material debe ofrecer oportunidades reales a todo el mundo. Demos más tiempo al desarrollo personal centrando los esfuerzos en colocar las piezas necesarias para alcanzar un futuro próspero y brillante.
En fin, este libro nos abre la oportunidad de implicarnos con el mundo en que vivimos y pensar por nosotros mismos dándonos algunas consideraciones fundamentales de partida.
Alberto Leboreiro, arquitecto